1 Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones,
cuyos pecados son cubiertos.
2 Dichoso aquel
cuyo pecado el Señor no le toma en cuenta,
y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras guardé silencio,
mis huesos se fueron consumiendo
por mi gemir de todo el día.
4 Mi fuerza se fue debilitando
como al calor del verano,
porque día y noche
tu mano pesaba sobre mí. Selah
5 Pero te confesé mi pecado
y no te oculté mi maldad.
Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor».
Y tú perdonaste la culpa de mi pecado.
Fotografía de Victor Freitas en Unsplash. Diseño gráfico de Cynthia Friesen Coyle.