Una iglesia nueva en Colombia supera la adversidad y amplía su ministerio

La congregación Caminos de Esperanza. Foto proporcionada.
La congregación Caminos de Esperanza. Foto proporcionada.
Zachary Headings

​Zachary Headings es un asociado de marketing para la Red Menonita de Misión.

To read this article in English, click here.

A fin de participar en capacitaciones de discipulado, los pobladores de Suba, una localidad de Bogotá, Colombia, debían atravesar toda la ciudad hasta el centro de Bogotá. Era un viaje largo y agotador, por lo que los pastores Jaime Ramírez y Peter Stucky decidieron plantar una iglesia nueva en aquella localidad.

Jaime Ramírez y su esposa, María Victoria, tenían la experiencia del trabajo de plantación de una iglesia en la ciudad vecina de Soacha. Aunque no vivían en la localidad de Suba, comenzaron el trabajo de plantar una iglesia y formar una nueva congregación allí, sin imaginar los desafíos y las victorias que aparecerían en el camino.

El primer desafío que tuvieron que enfrentar fue que a la congregación le interesaba más la ayuda socioeconómica y la educación que conectarse con Cristo y construir una relación con él y con los demás. Con el tiempo esto se superó, dijo Jaime Ramírez.

"[La idea de convertirse en una iglesia] se fue desarrollando de manera natural, surgió de forma orgánica. Después de un tiempo, el grupo comprendió que quería ser iglesia", dijo Jaime Ramírez..

La Iglesia Cristiana Menonita de Colombia (IMCOL) promovió la participación en la Red Sent, que fue de gran inspiración para Jaime y María Victoria. La Red Sent, un programa de la Red Menonita de Misión, es un recurso educativo diseñado específicamente para reclutar, capacitar y preparar a los plantadores de iglesias para crear y promover comunidades anabautistas de fe. El modelo APEPM (Apóstol, Profeta, Evangelizador, Pastor, Maestro) que usa la Red Sent ayudó a Jaime, María Víctoria y a los demás integrantes del equipo de líderes de Suba a enfocarse en su llamado. La propuesta de plantación que los plantadores deben escribir como parte del currículum de Sent les ayudó a pensar quién, qué, cuándo, dónde y cómo encarar el ministerio. Además, Jaime Ramírez comentó que las ideas presentadas por otros integrantes de su cohorte le ayudaron a crecer espiritualmente en sus capacidades de plantación de iglesias.

Otro desafío a enfrentar fue la búsqueda de un espacio fijo para la iglesia. Cuando la congregación comenzó a reunirse en 2014, lo hicieron en la terraza de la casa que alquilaba uno de los miembros de la congregación. Al poco tiempo se convirtieron en una iglesia casera, reuniéndose en la casa de un miembro diferente cada vez.

Con el tiempo, alquilaron un pequeño espacio de un edificio comunitario. Pero allí surgieron algunos problemas, ya que muchas veces al congregarse para celebrar su culto se encontraban con que otra persona había alquilado el espacio para otro evento.

Igualmente la congregación perseveró. Otro miembro de la congregación ofreció su casa como lugar de reunión, y mientras se reunían allí, la congregación ayudó a hacer algunos arreglos en la casa. Después de un tiempo, alquilaron un espacio en un edificio de departamentos cercano en el barrio Caminos de Esperanza. Esta esperanza y unidad que mantuvieron unida a la iglesia en su deambular entre un espacio y otro, ahora eran la piedra fundamental de su congregación. Y adoptaron el nombre del barrio como nombre de su congregación.

Pronto, la iglesia Caminos de Esperanza tuvo que enfrentar un nuevo desafío: el edificio les quedó pequeño. De manera que, una vez más, salieron a buscar un nuevo lugar de reunión.

La iglesia Caminos de Esperanza alquiló una casa de dos plantas durante alrededor de tres años y al conseguir cierta estabilidad en cuanto a un espacio de reunión, la congregación comenzó a ampliar sus ministerios.

Jaime Ramírez siempre fue un hombre emprendedor. Tenía una tienda de ropa y soñaba con comenzar otros negocios y extender el trabajo del reino de Dios. En conjunción con su espíritu emprendedor, él y María Victoria habían estado buscando fuentes de trabajo para las mujeres de su comunidad. Su hija Dayana Ramírez Sosa recientemente había recibido capacitación en panadería y pastelería que brindó el gobierno, y con ese primer gran paso inicial, comenzaron una pequeña panadería en el edificio que albergaba a la iglesia en aquel momento

Cinco mujeres de la congregación junto a Jaime Ramírez recibieron una capacitación similar y comenzaron a hornear productos de panadería, como pan, pasteles y otros postres. Al comienzo lo hicieron solo para los amigos cercanos y familiares, mientras aprendían a usar las máquinas nuevas de panadería y afianzaron su confianza en sus propias capacidades.

Después de dos meses, abrieron la panadería y comenzaron a vender sus productos al público. El edificio de la iglesia no estaba en un sitio muy transitado, así que la mayor parte de su publicidad se hacía de boca en boca y por conocidos y amigos. Una vez que comenzaron a abrir el negocio dos veces a la semana, los panes frescos y bollos se vendían volando.

La IMCOL vio el potencial y, junto con la congregación, comenzaron un proceso de recaudación de fondos. Se consiguieron subsidios y créditos, algunos de parte de la Red de Misión, y con el trabajo conjunto local se pudo comprar un edificio nuevo de más de 250 metros cuadrados. Tiene tres locales con frente a la calle, donde piensan ubicar la panadería, un café y una librería. Y cuenta con un espacio amplio para los cultos de la iglesia.

La nueva propiedad se consiguió con la ayuda de la mano de Dios, dijo Jaime Ramírez. La iglesia pudo comprar el edificio un poco más de la mitad
del valor de avalúo oficial
.

"Es una gran bendición", dijo Jaime Ramírez. "Es como si le hubiera pedido a Dios un auto pequeño y Dios nos dio un avión."

Mirando hacia adelante, la congregación Caminos de Esperanza piensa ampliar sus ministerios aún más. Jaime Ramírez tiene varios proyectos en mente, como proveer pañales a las madres de niños discapacitados y preparar comida para personas sin hogar.

"Ya tengo 66 años. No soy tan joven", dice Jaime Ramírez. "Pero me imagino que seguiré combinando los tres elementos: trabajo social, trabajo como emprendedor y trabajo de plantación de iglesias. Allí veo mi futuro."